viernes, 23 de julio de 2010

El Yelmo.-Dr. Clímaco Arrieta


El yelmo protegía otra parte vital: la cabeza. En nuestras cabezas nacen ideas y pensamientos, captamos el mundo interior y el exterior, damos forma y sentido a nuestras sensaciones, etc. Es la “sede” de la mente. Ya vimos que el principal campo de batalla se encuentra allí. Por eso debemos afirmarnos en que …”tenemos la mente de Cristo”… y para eso debemos madurar cada día, llevando cautivo todo pensamiento a Él. Porque nuestros pensamientos son, por lo general, carnales, errados y confusos.Debemos proteger nuestra mente porque dice la escritura que “cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”. Sometidos al Espíritu Santo nos dará una memoria sobrenatural, pues nos hará recordar todas las cosas que Jesús ha dicho.En la cabeza también están nuestros ojos y la boca, que deben ser muy vigilados. En cuanto a los ojos, sabemos que influyen tanto en la formación de ideas y pensamientos, que Jesús dijo que podría ser mejor sacarlos para entrar en el reino de Dios y ya Santiago habló claramente sobre la lengua.Solamente teniendo nuestra mente en orden, no sufriendo ninguna de las clásicas y legendarias “invasiones” que el enemigo acostumbra a intentar, es que tomamos conciencia de la autoridad que tenemos en Cristo Jesús.Los “agujeros” en el yelmo, tienen que ver fundamentalmente con el no conocer la Biblia. No conocerla por no leerla, por no estudiarla y por no escudriñarla, permitiendo así que el enemigo ponga en nuestra mente pensamientos que nos induzcan a error y confusión.Otros agujeros tienen que ver con permitir que nuestros ojos y oídos juegan con el pecado: películas de terror, películas cargadas de obscenidad, revistas o folletos poco edificantes, programas televisivos con lenguaje soez y, además, no ejercer control alguno sobre nuestra propia lengua.

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