viernes, 25 de septiembre de 2009

FAMILIA PILAR DE LA SOCIEDAD


La familia siempre ha sido y es, el principal pilar de la sociedad. Es el lugar donde los miembros nacen, aprenden, se educan y desarrollan. Debe ser refugio, orgullo y alegría de todos sus miembros. Cuando la familia tiene problemas, alegrías o tristezas internas, repercuten en todos los familiares, sufriéndolos o disfrutándolos, debido a su total interrelación. Todas las legislaciones del mundo, tienen que tener leyes, que protejan el concepto de la familiar y facilitar lo más posible su unión y continuidad. La familia se convierte en un castillo, que además de servir de refugio de sus componentes, estos tienen que defenderla a ultranza, de todos los ataques que le hagan. No pueden permitir que lo dañino pase sus puertas. Todos tienen que formar un solo cuerpo, para defender su propia vida presente y futura.

La familia está fundada en el matrimonio, que es exclusivamente la unión estable, por amor del hombre y de la mujer, para complementarse mutuamente y para transmitir la vida y la educación a los hijos. Es mucho más que una unidad legal, social o económica. Es una comunidad de amor y solidaridad, para trasmitir e instalar en las mentes las virtudes y valores humanos, culturales, éticos, sociales, espirituales y religiosos, así como los principios de convivencia, tanto internos como externos, que tan esenciales son para el desarrollo y el bienestar de sus miembros y de la sociedad. La educación y conocimientos que se adquieren en la familia, perduran para siempre.



En las clásicas y tradicionales familias de algunos países, existía y todavía existe, la norma imborrable aunque no escrita, que todos los miembros de una familia, tienen asegurada su permanencia en el hogar de la misma, hasta el ultimo día de su vida. Nadie mandaba a los ancianos o discapacitados al asilo. La garantía de cuidados familiares, era sin límites de edad, ni de circunstancias. Por eso en algunas familias convivían dos, tres o hasta cuatro generaciones, lo que permitía transmitir las enseñanzas religiosas y sociales, así como educar mejor a todas las generaciones, además de cuidarse unos a otros. Ahora es normal, que cuando los hijos cumplen 18 años les fuercen, recomienden o persuadan, para que abandonen el hogar familiar y se vayan a vivir su vida a otro sitio. Eso origina que el despego a la familia, se queda incrustado en sus mentes y cuando los padres llegan, a una edad en la cual no pueden mantenerse solos, los mandan a un asilo para que allí otros les cuiden, no sus familiares que previamente, han sido cuidados por ellos.



Que confortable es disfrutar de la familia. Tener una buena familia, es un privilegio que no tiene precio. Sentirla como refugio en las angustias, peligros o incertidumbres y percibirla como receptora, para compartir las alegrías y logros alcanzados. Es también una gran satisfacción, poder presentar con orgullo a terceras personas a sus componentes, máxime si están unidos entre si. Que triste es, que debido a su mal comportamiento y ejemplo y en la sociedad, sentir vergüenza de presentar la familia a otras personas.



Qué orgullo familiar sienten los padres:



Cuando perciben muestras de unión familiar, por ejemplo, cuando son invitados a las celebraciones civiles o religiosas del resto de la familia o simplemente a visitarles en sus respectivas casas.

Cuando voluntariamente se reúne los Domingos todos los hijos con sus respectivas esposas o esposos y sus hijos, alrededor de la mesa de la casa de los padres, para almorzar, merendar o cenar y estar de tertulia, compartiendo las alegrías y las penas.

Cuando reciben invitaciones, incluyendo los gastos de viaje, para ir a visitar a los hijos que viven fuera.

Cuando los hijos les ofrecen ayuda monetaria, emocional o de acompañamiento, aunque no la necesiten.

Cuando se reúnen para celebrar el éxito escolar, profesional o social de uno de los familiares.

Cuando comprueban el buen comportamiento de todos y cada uno de los miembros.

Cuando nace o se incorpora un nuevo miembro familiar.

Los padres deben saber, que detrás de cada niño o joven mal educado, suele haber una familia disfuncional, bien sea por la composición de ella o porque no cumple las obligaciones ineludibles de unidad, formación y entrega a los compromisos adquiridos al formarla. No se puede echar la culpa a los niños, ni a los jóvenes, por algunos de sus malos comportamientos, hay que buscar su origen, para corregirlo. Normalmente es que ha habido mal funcionamiento, de sus familias en conjunto o que han recibido mal ejemplo, de algunos familiares.

La familia es una unidad de destino religioso, social y político. Tiene que defenderse de los ataques de sus innumerables enemigos, algunas veces incluso de los que tiene dentro, debido al mal ejemplo que se dan unos a otros. Otras veces sus enemigos están fuera, intentando que la familia no tenga la unidad necesaria para sobrevivir. Estos enemigos lo hacen a través del mal ejemplo, de las amistades familiares, de los medios de comunicación y de los sistemas modernos electrónicos. Todos tenemos la obligación de intentar que la familia, sea una realidad de unión y perfecta convivencia, empezando por la propia y haciendo lo posible, para que la ajena también lo sea.

La familia en su unidad, es la única institución que ofrece a los niños, todo el amor centrado en éllos. Las demás instituciones que cuidan a los niños, escuelas, guarderías, etc. no tienen la misma intensidad de ofrecimiento de amor. Las instituciones son únicamente responsables, de instruir en conocimientos y cuidar físicamente, durante las horas de permanencia en ellas.

La familia educa dando ejemplo y exigiendo a todos sus miembros: orden en las cosas, obediencia, colaboración y ayuda en la casa, responsabilidad en los encargos, horarios de estudios, etc. y sobre todo, reconociendo los esfuerzos que hacen todos los componentes por ser mejores.

Los padres tienen que inculcar a sus hijos, la grandeza de la familia presente y la de los ancestros. Algunos padres no le dan importancia a la transmisión de los apellidos, títulos, escudos y señas de identidad que todos llevamos. Esto suele estar ligado, al desarraigo de las sociedades e incluso al materialismo o consumismo, que impide que las persones sientan un sano orgullo de quienes son y de donde provienen. Que bonito, constructivo y ejemplar es ver a los padres enseñando a realizar el árbol genealógico de la familia de la madre y la del padre, empleando todos los medios a su alcance, hasta llegar lo más lejos posible en la antigüedad. Este ejercicio de búsqueda en los orígenes, es una herramienta más para amar, comprender y unir mejor a la familia. La familia es también vínculo y dedicación permanente de generaciones pasadas, presentes y futuras y la base que sostiene unida a la sociedad.

Prosperar en medio de las crisis económicas o de salud, es el privilegio de las familias que están unidas como piñas y con objetivos comunes, bien definidos por los padres y aceptados por todos.

Donde todos los familiares, hombro con hombro, han empujado en la misma dirección, hacia solventar los problemas, ellos tendrán muchas probabilidad de éxito.

Donde no importaban los sacrificios individuales, por conseguir los objetivos comunes.

Donde cada uno pone lo mejor de si, en beneficio de los demás.

Donde todos forman un escudo humano, ante los problemas que llegan del exterior.

Donde se unen todos los miembros de la familia, para defender o proteger a cada uno de los componentes, cuando son agredidos desde el exterior, y así poder superar las dificultades personales o para que salgan de algún peligro o mala situación.

Donde todos los miembros de la familia, se sacrifican en beneficio de uno solo, porque es el mejor dotado inteligente o físicamente, para que consiga llegar a una meta y después pueda desarrollar sus mejores cualidades y cuando triunfe, les pueda ayudar a los demás (emigración, becas, estudiar en lugar de trabajar, negocios, etc.).

Que bonitas y ejemplares aquellas viejas costumbres, de que los hijos mientras estén bajo el mismo techo familiar, pero trabajan fuera de la familia, entreguen todo o parte de sus ingresos, unidos por el bien común, para el fondo familiar, sin importar cuánto ganan o gastan los otros componentes de la familia. Los hijos ya saben que los padres, se encargarán de hacer justicia y entregar a cada hijo, lo que consideren que puedan necesitar. Esa costumbres desgraciadamente está arrinconada y sustituida, por la de mandar a los hijos, a que trabajen fuera de la casa en cuanto cumplen la edad legal de poder hacerlo, incluso cuando no tienen necesidad de esos ingresos familiares y los hijos destinan el dinero obtenido en comprarse cosas, muchas veces inútiles. Mientras los padres tienen que seguir manteniendo la casa familiar, además de hacerlo a cada uno de los hijos, aunque trabajen fuera. Otra mala costumbre de los padres, que no tienen necesidad urgente de ingresos, es que autoricen a los hijos a que durante las vacaciones escolares, vayan a trabajar a otros sitios, incluso muy mal pagados, en lugar de seguir estudiando, descansando y divirtiéndose durante las vacaciones, con el pretexto de que así aprenden a conocer lo que es trabajar y a administrar su dinero. Eso es robarles el precioso tiempo de su juventud, que tendrían que emplear en cosas de mayor formación académica y social, no en conseguir dinero para comprarse los caprichos, más insospechados e inútiles.

Además de la familia tradicional reconocida, como la formada por el padre y la madre, unidos en matrimonio con sus hijos, existen otros tipos, que también les llaman familias, como los que forman parejas en unión libre, las de homosexuales y lesbianas y las monoparentales, donde el padre o la madre, cuidan los hijos propios o ajenos, de otras uniones anteriores.

El problema más grande que tiene la familia, es su descomposición, principalmente motivada por el divorcio de los padres. En ese caso la familia, queda contaminada de esa desgracia para siempre e incluso, perneada para las sucesivas generaciones. Las cuales ven como el concepto de unidad y continuidad, que habían aprendido, se ve roto por una decisión de los padres, en perjuicio de los demás componentes de la familia. La mayoría de los problemas que tiene la sociedad, tienen su origen en esa descomposición de la familia. No se puede tener una sociedad fuerte y bien formada, con el porcentaje tan grande de familias divorciadas una o varias veces y otros tipos también llamados familias. Los hijos y siguientes generaciones, que se han educado en esas graves situaciones, tienen muchas probabilidades de continuar con las mismas actitudes de descomposición familiar, pues lo que han visto y sufrido, llega un momento que lo ven normal, ya que la misma familia disfuncional, se encarga de transmitirlo de generación en generación. Es muy difícil que una persona que se ha criado así, tenga la fortaleza de rechazar esas situaciones y haga el esfuerzo por no repetir las mismas andanzas. Máxime cuando está rodeado de personas, que consideran normal a esas familias contaminadoras socialmente de su situación, pues esas familias se encargan continuamente y con muchos subterfugios, de pregonar a sus hijos, descendientes, familiares y amigos que su situación familiar irregular, es normal en los tiempos actuales.

Los padres tienen que enseñar a sus hijos con su ejemplo y con sus palabras, la belleza de una familia bien unida, las ventajas de mantenerse unidos y los inconvenientes, en el caso que esa familia se destruya, y a sentir un sano y enorme orgullo por ser miembros de la familia y de los ancestros a la que pertenecen.

jueves, 17 de septiembre de 2009

educar


Educar no es imponer conductas,
sino proponer valores que motivan.
*
Educar no es imponer caminos,
sino enseñar a caminar.
*
Educar no es imponer sometimiento,
sino despiertar el coraje de ser libres.
*
Educar no es imponer tus ideas,
sino fomentar la capacidad de pensar por cuenta propia.
*
Educar no es imponer el terror que aísla,
sino liberar el amor que acerca y comunica.
*
Educar no es imponer tu autoridad,
sino cultivar la autonomía del otro.
*
Educar no es imponer la uniformidad
sino respetar la originalidad que diferencia.
*
Educar no es imponer la verdad,
sino enseñar a buscarla honestamente.
*
Educar no es imponer un castigo,
sino ayudar a aceptar una corrección.
*
Educar no es imponer disciplina,
sino formar personas responsables.
*
Educar no es imponer autoritariamente el respeto,
sino ganar con autoridad de persona respetable.
*
Educar no es imponer información a la memoria,
sino muestrar el sentido de la vida.
*
Educar no es imponer a Dios,
sino hacerlo presente con tu vida.

Los Límites de ser Padres



Te di la vida,
pero no puedo vivirla por ti.
*
Puedo enseñarte muchas cosas,
pero no puedo obligarte a aprender.
*
Puedo dirigirte,
pero no responsabilizarme por lo que haces.
*
Puedo llevarte a la Iglesia,
pero no puedo obligarte a querer.
*
Puedo instruirte en lo malo y lo bueno,
pero no puedo decidir por ti.
*
Puedo darte amor,
pero no puedo obligarte a aceptarlo.
*
Puedo enseñarte a compartir,
pero no puedo forzarte a hacerlo.
*
Puedo hablarte del respeto,
pero no te puedo exigir que seas respetuoso.
*
Puedo aconsejarte sobre las buenas amistades,
pero no puedo escogértelas.
*
Puedo educarte acerca del sexo,
pero no puedo mantenerte puro.
*
Puedo platicarte acerca de la vida,
pero no puedo edificarte una reputación.
*
Puedo decirte que el licor es peligroso,
pero no puedo decir no por ti.
*
Puedo advertirte acerca de las drogas,
pero no puedo evitar que las uses.
*
Puedo exhortarte a la necesidad
de tener metas altas,
pero no puedo alcanzarlas por ti.
*
Puedo enseñarte acerca de la bondad,
pero no puedo obligarte a ser bondadoso.
*
Puedo amonestarte en cuanto al pecado,
pero no puedo hacerte una persona moral.
*
Puedo amarte como niño,
pero no puedo colocarte en la familia de Dios.
*
Puedo hablarte de Jesús,
pero no puedo hacer que Jesús sea tu Señor.
*
Puedo explicarte cómo vivir,
pero no puedo darte vida eterna.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Amistades de los padres, peligrosas para los hijos Durante el tiempo que los hijos son pequeños y viven en la casa de los padres, estos se encarga


Amistades de los padres, peligrosas para los hijos

Durante el tiempo que los hijos son pequeños y viven en la casa de los padres, estos se encargan de elegir, fomentar y vigilar sus amistades o llevarles a los sitios donde puedan fomentarlas, en los tiempos libres de escuela o de obligaciones familiares.

Los padres tienen que ser muy exigentes, al elegir y fomentar las amistades para sus hijos, pues éstos, están en edad de fijarse en todos los detalles de la sociedad e ir aprendiendo, de lo que ven. Lógicamente, no les pueden poner una venda en los ojos ante la realidad de lo que vean, sientan u oigan, pero si pueden no fomentar las convivencias con las personas, que aunque sean amigas de los padres, no ofrezcan una vivencia respetable y el ejemplo que transmiten, no sea el adecuado en la formación religiosa, familiar y social para los hijos.

Los hijos tienen la tendencia a ensalzar, todo lo de los padres y en muchos casos, a imitar sus actuaciones. Si los hijos ven que sus padres aceptan como buenas, las actitudes o comportamientos de los amigos de sus padres, considerarán que eso es lo normal y en muchas ocasiones, ni se lo cuestionarán, pues está avalado, por la presencia de sus padres. De la misma manera, que los padres deben cuestionar continuamente, las amistades de sus hijos para evitarles problemas, también deben darse cuenta y evitar, el fomento de amistades, cuyo comportamiento pudiera ser escándalo para sus hijos.

Es cierto que los hijos de las amistades de los padres, que serán sus posibles amigos en el futuro, no son responsables de la situación en la que les han puesto, pero no por esa falta de responsabilidad, los padres tienen que mezclar a sus hijos con ellos y mucho menos, fomentar sus amistades.

Cuando los hijos vayan creciendo y las explicaciones sobre lo que está bien y lo que está mal, les sean mas comprensibles, la responsabilidad de elegir las amistades, le corresponderá a los hijos y tomaran el riego de acertar o equivocarse con la elección, todo dependerá de la formación que hayan recibido, en las virtudes y valores humanos. Los padres nunca deberán de dejar de darles consejos, pero entendiendo que la madurez de los hijos y la buena educación recibida, les permitirán saber a lo que se exponen, si fomentan determinadas amistades.

13 Frecuentes comentarios oídos, vistos y leídos. Unos individualmente y otros sumados:

1. ¿Por qué mi amigo, tiene dos mamás (lesbianas) en su casa y no tiene papás?
2. ¿Por qué mi amigo, tiene dos papás (homosexuales) en su casa y no tiene mamá?
3. ¿Por qué mi amigo, tenía una mamá y un papá y ahora tiene otro papá y otra mamá? (divorcio o adulterio)
4. ¿Por qué mi amigo, que son varios hermanos, tienen papás y mamás diferentes? (divorcios)
5. En casa de mi amigo, nos quedamos a ver la televisión con sus hermanos mayores, hasta muy tarde y vemos programas muy raros. (Sexualmente fuera de las edades permitidas). Dicen cosas muy feas y leen revistas para mayores.
6. En casa de mi amigo cada uno hace lo que quiere, come cuando quiere y nadie estudia ni hace las tareas ni familiares, ni escolares. Todo está tirado y nadie recoge las cosas. Se preparan ellos mismos la comida que encuentran en la cocina, (desorden familiar) y no se sientan juntos a la mesa.
7. En casa de mi amigo, los papás nos dejan salir de paseo sin su vigilancia y los hermanos mayores, nos llevan al Centro Comercial y al final de la tarde, nos vienen a recoger para volver a casa, hacemos lo que queremos, donde queremos y nos juntamos con quienes queremos. (desorden familiar)
8. En casa de mi amigo los papás fuman y beben mucho y luego parecen que están mareados. (drogas)
9. En casa de mi amigo, su papá vive solo y continuamente viene a verle una mamá distinta. (prostitución)
10. Los papás de mi amigo, siempre se están peleando y dicen unas cosas muy feas. (violencia familiar)
11. Los papás de mi amigo, los Domingos no van a la Iglesia, por lo que yo tampoco puedo ir y tengo un problema de conciencia. (religión)
12. Vuestro amigo, con el que me lleváis a jugar con su hijo, siempre tiene una mamá diferente, que incluso algunas veces, llega con otros hijos suyos diferentes, que no son hermanos. (desintegración familiar)
13. Esos niños me obligan a hacer cosas, que no me gustan hacer y que tú me has dicho que no debo hacerlas. Pero si no las hago, me dicen que no seré su amigo, ni me haré mayor (aprender a fumar).

Cuando se detecta alguno de estos problemas, que algunas veces podrían estar ocultos, hasta que los hijos se dan cuenta, hay que tomar medidas drásticas, para evitar la contaminación y las previsibles consecuencias irreversibles. Lo primero que hay que hacer es, suprimir a los hijos pequeños el fomento de esas amistades, para que no se contagien y crean, que todo lo que ven es normal y hay que transigir. Lo segundo es hablar con los amigos, para cerciorarse de la veracidad de lo comentado por los hijos, para en su caso obrar en consecuencia.

Aunque den pena las familias “toxicas”, los padres tienen que preocuparse, de lo que tienen que hacer con sus propios hijos, para lograr que sus costumbres y ejemplos, no contaminen a la familia propia, incluso aunque estuvieran obligados a convivir con ellas. También tienen que organizar, como poner límites a esas relaciones amistosas sin lastimarles, ni lastimar el presente y futuro de los propios hijos.

Los padres biológicos o civiles, que llevan una vida irregular, están predisponiendo e influyendo a sus hijos pequeños, a que cuando sean mayores la sigan llevando, porque mientras los hijos han vivido con los padres, la han considerado como normal y en algunos casos, como dentro de un complejo paquete de normas y enseñanzas, que los padres dejan grabadas a sus hijos, por las costumbres y los hábitos.

Los padres no pueden aducir que sus hijos, cuando sean mayores ya decidirán, por las alternativas de vida que quieran elegir. Pero no tienen en cuenta que esos niños, para cuando llegan a la edad de decidir, ya llevan grabada la impronta de esa vida irregular y después, les será muy difícil decidir llevar una vida ajustada a las leyes naturales y morales.

Las condiciones humildes o diferentes socialmente, de las amistades de los padres, no tienen que ser un impedimento para el fomento de las amistades de los hijos. Solamente debería ser un impedimento, cuando las amistades o familiares de los hijos, llevan una vida antagónica moralmente, con las enseñanzas que los padres dan a sus hijos. Los hijos aunque no lo digan, van procesando esas situaciones, para ellos raras según la educación recibidas, pero pueden terminar aceptándolas como normales, con el grave peligro que lleva, para su futura formación, el creer que en la moral todo vale, pues así lo aceptan sus padres. Lo ideal seria fomentar las amistades de los hijos, con los de familias que sean un buen ejemplo de convivencia y de práctica, de las virtudes y valores humanos.

Tampoco los padres pueden exigir o a sus hijos pequeños, labores de apostolado o que sirvan de conejillos de indias para hacer experimentos sociales o morales, exponiéndoles a los peligros de contaminación moral, que supone el fomentar las amistades de los padres de vida irregular, que sean peligrosas para los hijos, al darles un mal ejemplo o un ejemplo que no deben seguir o que incluso no entienden. Los malos ejemplos que puedan recibir, son muy fáciles de aceptar para los hijos pequeños, sobre todo cuando los hijos ven que esos malos ejemplos, ocurren dentro de un grupo familiar y que han ido a aquel grupo, llevados por sus propios padres o les han permitido fomentarlo.


Cuando falta la figura de los padres, viviendo de una forma ordenada, existe una gran probabilidad de que los hijos, cuando sean mayores, imiten el patrón del ambiente en el que han vivido en la casa de sus padres. No se puede pedir igualdad de resultados, a los hijos que se crían y educan en una familia compuesta por padres de distintos sexos, a las que crecen con dos madres o dos padres.

La vida social es una extensión de la vida moral y no tienen ninguna separación, pues están íntimamente ligadas, ambas se articulan en los conceptos de “vida”. “familia” y “sociedad”. Esta forma de ver las acciones familiares tan unidas, divide a la sociedad, pues suponen diferentes filosofías de vida, que pueden y deben respetarse, pero que resultan irreconciliables. Por esa razón los padres, tienen que hilar muy fino, en las enseñanzas que dan a sus hijos y valorar la contaminación, que pueden percibir por otras partes, incluso dentro de las amistades de los padres.

Algunos valores familiares no negociables:

* La familia indisoluble, formada por un hombre y una mujer, abiertos a la vida.
* Libertad de enseñanza de los padres con sus hijos
* Bien común, dentro de la única política económica moralmente aceptable, que considere a la familia, como la unidad económica básica y su bienestar, el primer objetivo de la economía.
* Libertad religiosa, pública y privada.
* La defensa de la vida, desde el momento de la concepción, hasta la muerte.


10 Sentencias sobre: Amistades de los padres, peligrosas para los hijos



1. Cada familia tiene su forma de actuar. Acércate a la mejor.
2. De padres gatos, hijos michinos
3. El divorcio está resquebrajando la familia. Aléjate lo más posible, para que no te contamine.
4. El ejemplo familiar puede contaminar a propios y extraños, servirles como medicina
5. El futuro de los hijos se fragua en la familia propia, no en la ajena
6. En ninguna familia se puede colgar el letrero “Aquí no hay problemas”
7. La calidad de la familia se refleja en lo que hacen los hijos
8. La familia debe ser una escuela donde padres e hijos reflexionen y aprendan juntos.
9. La familia propia Dios la da, la ajena la puedes elegir o rechazar
10. Quien con veneno se cría, el veneno le da la vida

La despenalización de las drogas explicada a los hijos




México acaba de aprobar una ley que despenaliza la tenencia y consumo de varias drogas. La Corte Suprema de Argentina ha determinado que el consumo de marihuana, no es delito, lo que pronto llevara a que el Gobierno apruebe una ley que lo autorice. En Holanda también esta despenalizado el consumo de drogas y en California está autorizado el consumo de marihuana con fines medicinales. Todas esas leyes son diferentes en su contenido, pero tienen un mensaje común: Que cada ciudadano se drogue con lo que quiera, cuándo y cómo quiera.

No hay drogas fuertes y drogas suaves, todas matan a corto o a largo plazo, los narcotraficantes lo saben de sobra. El dinero de los narcotraficantes penetra todos o casi todos los estamentos sociales, políticos y económicos, para conseguir la expansión del consumo de las drogas. Por eso consiguen que los legisladores aprueben la tenencia y el consumo de drogas, en pequeñas cantidades para consumo personal e inmediato de: opio, heroína, marihuana, cocaína, anfetaminas, LSD y sus derivados, etc. No dicen si se puede tener una sola de esas pequeñas cantidades o varias a la vez, ni cuantas veces puede drogarse diariamente. Ni si puede tomar esas cantidades de cada tipo de droga juntas. Tampoco han puesto límites a la edad para la posesión y el consumo de las drogas. Despenalizarlas significa que cada persona pueda fabricarlas, sembrarlas, comprarlas, venderlas y consumirlas cuando quiera. Si ahora no puede hacer todo eso, será dentro de muy poco, Ya se encargarán los narcotraficantes de conseguirlo por medio de sus representantes.

Los contenidos de cada una de las leyes ya en vigor, en cada país y las propuestas de leyes en curso, para despenalizar o permitir el consumo de drogas, son muy diferentes, aunque los estragos que estas leyes han producido, producen y producirán en la población, son iguales de dañinos en todas partes. Es cierto que hay países y estados, que tienen leyes que las permiten. Siempre a lo largo de la historia ha habido leyes absolutamente surrealistas e injustas, que benefician a unos pocos y perjudican a muchos.

Vaya mensaje que están mandando los legisladores y los que aplauden esas leyes, a la sociedad y especialmente a los jóvenes. El mensaje que los jóvenes oyen es, el que puedes hacer lo que quieras, pues la ley no te va a castigar, aunque drogarse vaya en perjuicio propio y de la sociedad. Nadie les dice a esos jóvenes, que cuando vayan a presentarse a solicitar un trabajo en cualquier sitio, donde obligatoriamente les hacen un examen de consumo anterior de drogas, van a encontrarles residuos de las drogas consumidas, que por mucho que sean despenalizadas, van a ser un impedimento irresoluble, para acceder a determinados trabajos.

Las compañías de seguros cada vez más, exigen a los empleadores, que realicen esos exámenes de consumos de drogas, a todos los trabajadores y a los solicitantes. No quieren tomar riesgos de contratar personas, que han consumido drogas, por muy despenalizadas que estén. Los consumidores, aunque sean ocasionales, tienen que tener los ojos muy abiertos, pues las drogas siempre pasan su factura.

En las naciones donde algunas o todas las drogas están permitidas, los consumos se han disparado, los crímenes debidos a su posesión, transporte y consumo han aumentado y curiosamente, los precios han subido enormemente. Ninguna organización criminal, va a permitir bajar los precios, porque aumente el consumo. La circulación de la droga, puede entrar en otros canales de distribución más legales, pero las consecuencias para el consumidor son iguales o peores.

¡Padres! Hay temas con sus hijos que no son negociables, el consumo de drogas es uno de ellos. Tienen que estar muy alertas a los primeros síntomas de posesión y consumo de drogas, pues el consumo de marihuana, es la puerta que les conduce irremediablemente, al infierno en la tierra. Las drogas destruyen a las personas, a la familia y a la sociedad. Tengan mucho cuidado, pues hay demasiados intereses creados para que el consumo de las drogas se generalice y el despenalizarlo es un primer paso.


¡Padres! Pongan mucho énfasis en la educación, en las virtudes y valores humanos, expliquen bien con el ejemplo las diferencias que hay entre lo que está bien, lo que está mal y cuales son los límites, no negociables, en la educación y control de la conducta de sus hijos. Tengan en cuenta que ha bajado muchísimo el buen comportamiento en algunos grupos sociales, porque ha fallado el sistema tradicional de control, por parte de la familia, la escuela, la autoridad, la influencia de la sociedad, de los amigos, etc. Estamos en una sociedad muy permisiva, que consiente que las personas hagan lo que quieran, sin que nadie, en aras de una libertad muy mal entendida, les impida hacer lo que quieren. Ya no hay frenos para nada y ahora habrá menos, cuando los gobiernos despenalicen el consumo de las drogas.

¡Padres! Expliquen bien a sus hijos, que los consumidores de drogas también contribuyen con el dinero de su compra, a la realización de los asesinatos, secuestros, sobornos, corrupciones y extorsiones, que realizan los narcotraficantes. Tanta responsabilidad tienen en los crímenes, los que pagan por la droga, como los que cometen el crimen por élla. La mejor prevención, es educar a los hijos en la práctica de las virtudes y valores humanos y tratar de influir en los políticos, para que promulguen leyes, que traten de anular el consumo, mediante la limitación de la oferta, el control de la demanda y la prohibición total.

¡Padres! El consumo de drogas tiene unos escalones perfectamente definidos. Los jóvenes cada vez empiezan a consumir drogas licitas o ilícitas, a más temprana edad. Ahora con las nuevas leyes, que las despenalizan y sin haber fijado los limites en las edades, ni en las cantidades, el consumo y la adicción, será mayor. Normalmente el que consume drogas, invariablemente se convierte en narcotraficante. Empieza en los jóvenes, primero con el consumo de alcohol, tabaco y pastillas de éxtasis, chess o similares que se pueden adquirir muy fácilmente, a bajos precios y con muy poca repercusión policial. Después continúan con la marihuana, que hace de perfecta puerta de entrada al infierno en la tierra, viaje prácticamente irreversible, donde llevará a sus consumidores a ese precipicio, que es el terrible mundo de las drogas, cuyos efectos cada vez son mucha más severos y dañinos.


¡Padres! Pongan mucha atención al inicio del problema. Todo lo que hagan como prevención, evitará problemas mayores. Hay una línea delgadísima, entre el consumo de drogas ocasional y el enganche, sin vuelta a tras. A esta situación, de muchísima más importancia, se puede llegar en cualquier momento, si no se ponen los medios necesarios para evitarlo. Muchos de los adolescentes, que comienzan a fumar o a beber y consumir alcohol y drogas, aunque sea de forma ocasional, suelen responder a patrones, de bajo rendimiento escolar y problemas familiares o de conducta, pues estas substancias son típicamente las “drogas del umbral”, que llevan a la marihuana y de ahí a otras drogas ilícitas. Si no se corrigen inmediatamente, están dando el paso hacia un consumo cada vez mayor, pues han empezado una escalada de difícil retorno, que es lo que quieren los narcotraficantes, que por lo menos prueben las drogas, para engancharlos como asiduos consumidores.



¡Padres!


¿Quien quiere a un maestro legalmente drogado, que esté dando clases a los hijos?

¿Quien quiere a un conductor legalmente drogado, conduciendo un autobús escolar o un camión?

¿Quien quiere a un doctor legalmente drogado, atendiendo en un hospital o consulta medica?

¿Quién quiere a un policía, bombero o enfermero, legalmente drogado protegiendo a los ciudadanos?

¿Quién quiere a un congresista o a un senador, legalmente drogado emitiendo leyes?

¿Quién quiere a una madre embarazada, consumiendo drogas?

Las leyes de despenalización de la posesión y consumo de drogas, no contemplan las penas para los que estén realizando operaciones públicas, bajo los efectos de esas drogas legalizadas. Hasta ahora, solamente hay control de alcohol y drogas, cuando sucede un accidente o algún caso extraordinario y en empresas muy especiales, para poder trabajar.

Algunas organizaciones a favor de la familia, no se cansan de demostrar a los padres de familia, a las organizaciones sociales y a los gobiernos, las fatales cicatrices que dejan en los cuerpos y en las mentes de las personas, el consumo de drogas, licitas o ilícitas. Pero siempre hay gente, que quiere simplificar el problema del consumo de drogas prohibidas, comparándolas con el consumo de otras drogas permitidas como el alcohol, el tabaco, el juego, las apuestas, el Internet, el trabajo y otras adicciones, que también pueden destrozar a una persona y a su entorno familiar y social.

Hay muchos ilusos que creen que, despenalizando o permitiendo la posesión y el consumo de las drogas, aunque fuese en pequeñas cantidades, solucionaría este grave problema que tiene la sociedad, principalmente los jóvenes. Esos mismos ilusos, primero aplaudieron las leyes de despenalización, del crimen del aborto y lo convirtieron en un derecho de la mujer, aunque se olvidaron del derecho del niño. Después también aplaudieron la autorizaron, para aplicar el asesinato de la eutanasia para hacerlo indiscriminadamente, incluso a los que se resistían. También lo convirtieron en un derecho de los médicos, familiares, organizaciones y gobiernos, pero se volvieron a olvidar, del derecho de las personas a morir dignamente, cuando les llegue la hora de su muerte, no cuando otros quieran que les llegue. Ahora quieren que se despenalice la posesión y el consumo de las drogas, ya que consideran que cada uno puede hacer lo que quiera con su cuerpo, incluso si no les importa las consecuencias, que esas decisiones conllevan para la persona, la familia y para la sociedad.

Los mismos ilusos que para justificar la despenalización de las drogas, emplean continuamente sofismas y falacias, como el de la viejecita con cáncer terminal, que fuma marihuana para disminuir el dolor o el del padre de familia, que está en su casa fumando marihuana, aparentemente sin hacer daño a nadie. Los mismos que aseguran, basándose en su imaginación y deseos, que las drogas bajarían de precio y desaparecería el crimen relacionado con ellas, si se pudieran vender en las tiendas. Estos no quieren aceptar, que está hartamente demostrado, que en todos los países donde se han despenalizado las drogas, los crímenes violentos han aumentado y las drogas en las tiendas, han subido enormemente de precio.

Después de despenalizar el consumo de drogas, los mismos grupos u otros parecidos, empezarán a pedir que se despenalice el robo, el asesinato, el adulterio y otra serie de faltas contra la ley natural. Ya consiguieron que en algunos estados, se despenalice y autorice el matrimonio homosexual. Este es el mundo que preconiza despenalizar el crimen organizado, los narcotraficantes y los lavadores de dinero negro.

Los narcotraficantes están rodeados de un aparente alo de protectores, bienintencionados de la sociedad, gozando de un buen predicamento entre sus conciudadanos, por las obras de caridad con que se prodigan. Están asentados en su poder y preservados por las leyes crean empresas, proporcionan empleo, producen riqueza, organizan fundaciones de caridad, dispensan donaciones generosas y, generalmente, la única persecución que temen, es la de los medios de comunicación, que bien se cuidan de silenciar por las buenas o por las malas.

Actualmente existe una cierta permisividad y tolerancia en la tenencia, consumo y comercio de las drogas, que no se quiere controlar. A los narcotraficantes les es mucho más fácil y barato, conseguir la aprobación de leyes, que les permitan controlar el mercado de las drogas y venderlas sin problemas penales, que luchar frontalmente con la policía y las leyes. Por eso ponen tanto esfuerzo en convencer a la sociedad, de las ventajas de la despenalización de las drogas, con nuevas leyes Los ilusos no pueden olvidar, que el origen de todo ese emporio delictivo, está sustentado por el delito e íntimamente asociado al crimen. ¿Han visto detenido a alguno de los millones de consumidores de drogas? Suele haber excepciones, pero solamente detienen a los traficantes, que están en el último escalón de la cadena. Los grandes jefes, los lavadores del dinero negro y los funcionarios corruptos, nunca se les ve en la televisión.

martes, 15 de septiembre de 2009

La virtud de la humildad explicada a los hijos


La virtud de la humildad explicada a los hijos

Humildad es la virtud, contraria a la soberbia, que hace conocer y aceptar las propias limitaciones y debilidades y permite obrar con el prójimo, de acuerdo con este conocimiento y sirve para llegar a la Paz Interior.

Humildad no quiere decir dejación de los derechos, ni de las obligaciones y no proviene por el origen, nacimiento o por situaciones que conlleva la vida, ni la relacionada con la sumisión o el rendimiento, ni por la carencia de nobleza o por vivir modestamente. No se debe confundir la humildad con la pobreza, pues se puede ser muy humilde, pero no sencillo, y si sumamente orgulloso y soberbio, y ser muy rico además de sinceramente humilde, sencillo y modesto. Practicar la virtud de la humildad libera del apego innecesario a lo material y a ciertas actitudes, que ensombrecen al hombre, tales como el orgullo, la soberbia y la vanidad. La humildad en las personas, es fuente de paz y armonía espiritual.


Los padres con el ejemplo, deben enseñar a sus hijos a practicarla en la familia, en la escuela y con los amigos.


La humildad en el liderazgo se ve claramente, cuando los protagonistas se hacen accesibles a sus liderados. Qué gratificantes es conocer a esas personas llenas de conocimientos, cuya sabiduría les sale hasta por los poros, hablar y comportarse con esos signos externos de humildad, intentando pasar desapercibidos en la sociedad y exponiendo sus sabias ideas, a todos los que quieran escucharles.

Verdaderamente son ejemplos de la humildad, no de la falta de autoestima. Se puede ser humilde, pero recio y fuerte con las convicciones.

Hay personas muy importantes en política, economía y socialmente, que han hecho de la fuerza, la belleza y el valor de la virtud de la humildad, su verdadera razón de ser y trabajar. Qué ejemplo tan bueno de hombres y mujeres, que diariamente demuestran que para llegar a lo más alto en este mundo, nunca se han olvidado de sus orígenes, por muy humildes que hayan sido y siguen manteniendo sus principios hacia los demás, como lo hacía anteriormente. Pero que mal hacen a la sociedad, los que han ascendido en ella y se sienten arrogantes con sus semejantes.

Ser humilde es conocerse uno mismo y buscar perfeccionarse, pero no creyéndose, ni superior ni inferior al prójimo, sabiendo que no se es más, porque lo alaben, ni menos porque lo vituperen. La humildad es tratar al prójimo con amabilidad y afabilidad, sin discriminación y con la máxima ternura y compasión, ejerciéndola entre empleador y empleado, rico o pobre, culto o inculto, fuerte o débil, amigo o enemigo.

La humildad es la antítesis del egoísmo y del yo. Es el camino hacia la plenitud, que como seres humanos, nos ayuda a ejercer la igualdad, la generosidad y la fraternidad. No significa que haya que ser el saco de golpes de todo el mundo, pues no es opuesta a la autoestima, sino que es complementaria y la refuerza. El humilde es auténtico, abierto, de convicción firme y muy comprensivo.


Ejercer la humildad implica también, tener seguridad en las capacidades personales de cada uno. Bonhomía significa afabilidad, sencillez, bondad y honradez en el carácter y en el comportamiento con los demás.


La humildad como la bonhomía, son virtudes que deben ser reconocidas por los demás. Solamente tiene sentido en el encuentro con uno mismo y en la donación hacia los demás. Por eso no basta tener seguridad solamente en la humildad, ya que la autoestima personal, está fundamentada en un profundo conocimiento de nosotros mismos.

Las personas que practican la virtud de la humildad, saben que sus vidas no serán un camino de rosas, pero si les permitirá vivirlas con mayor plenitud y satisfacción, para alcanzar en sus propias vidas ser mucho mejores y mantener unas buenas relaciones con los demás, pues es la donación personal y continua en pequeños actos de generosidad.


La humildad conlleva conocer claramente nuestros puntos fuertes y nuestros puntos débiles, para poder actuar en consecuencia hacia nosotros y hacia nuestro prójimo. Debemos saber nuestras limitaciones, para no engañar a otros, ni para aparentar lo que no somos, ni para crear falsas expectativas en los demás. Nuestro conocimiento o posición social, económica, intelectual o política, no nos da derecho a menospreciar a nuestro prójimo.


La humildad es una virtud indispensable para la buena vida personal y de la sociedad. No prohíbe reconocer, las buenas dotes que tenemos para determinadas actitudes, pero eso no quita que debemos reconocer que esas buenas dotes, nos han sido regaladas o las hemos adquirido con esfuerzo. Hay dotes que son más para reconocerlas, admirarlas y ponerlas a disposición del prójimo, que para presumirlas. La humildad es la aceptación de la propia ignorancia, la que permite eliminar el ego humano, el cual es la sensación engañosa de ser diferente del prójimo, tanto para bien, como para mal. Para ser humilde no es preciso engañarse sobre las capacidades, virtudes y defectos de uno mismo.


20 Sentencias sobre la humildad.

1. Cuando oigas los aplausos del triunfo, acuérdate de las humillaciones que vendrán
2. Desgraciados serán los cultos que humillan a los incultos o a los pobres
3. Dios concede las cosas, si le piden con humildad
4. El liderazgo sin humildad, es egoísmo
5. Hay que tener humildad, para subsanar los errores propios, pues nadie ha nacido sabiendo
6. Hay que tener la humildad, necesaria para pedir perdón y arrepentirse de lo mal hecho
7. Hay que tener la humildad, para no echar la culpa a nadie y asumir los errores propios
8. Hay que tener la humildad, para reconocer la ignorancia en ciertos temas e ir a consultarlos a los especialistas
9. Humildad es el secreto de la sabiduría, del poder y del conocimiento
10. Humildad, paciencia y fiereza, todo en una pieza
11. La arrogancia y la soberbia, hace que cerremos los ojos, para no ver lo que es más claro que la luz del día
12. La humildad de los hipócritas, es el más grande y el más altanero de los orgullos
13. La humildad es el conocimiento de los sabios y la antitesis de la pedantería
14. Los últimos y más humildes serán los primeros
15. Nada hay más pacífico que la humildad, ni nada más feo que la soberbia
16. Quien se humilla será ensalzado y quien se ensalza será humillado
17. Saber que no se sabe, eso es humildad. Pensar que uno sabe lo que no sabe, eso es ignorancia y enfermedad
18. Si no eres humilde, como quieres que los demás lo sean
19. Solo se, que no se nada
20. Todo el mundo ve los campanarios de las iglesias y nadie ve, los humildes cimientos que los sostienen

El trabajo como virtud y valor humano, explicado a los hijos


El trabajo desde la educación familiar



Los padres tienen que ir enseñando a los hijos desde muy pequeños, a realizar y comprender las virtudes y valores humanos del trabajo, preparándoles para el futuro, cuando tengan que trabajar en los estudios, en la empresa o en la sociedad. Pueden empezar mandándoles pequeñas actividades y responsabilidades, dentro de la casa, para que se vayan acostumbrando a obedecer y a sentir la satisfacción del trabajo, bien hecho. Así cuando llegue la hora de realizar el trabajo profesionalmente, tendrán ya la costumbre convertida en hábito y posteriormente en virtud y sabrán organizar y administrar el tiempo, para poder hacer lo que sea necesario, sin poner pretextos para no hacer el trabajo que les corresponda.

El verdadero trabajo de los hijos dentro de la familia es estudiar, ayudar a los padres y a sus hermanos, también ayudar a los familiares y amigos. Deben esforzarse en prepararse muy bien para el futuro, aprovechando todos los medios a su alcance, procurando siempre recorrer una milla de más, en las obligaciones. El trabajo del estudiante es estudiar, hacer lo que les manden sin tratar de esquivarlo o buscando disculpas, incluyendo las tareas para después de la escuela.


El trabajo desde la sociedad

Es el resultado de la actividad humana y puede, no ser una ocupación retribuida por terceros. El trabajo es el eje en torno al cual, gira la organización y el progreso de la humanidad y ofrece a cada hombre, la oportunidad de crecer, desarrollar todas sus capacidades congénitas, realizarse como persona y ser cada día, plenamente adulto, ahondando en los principales campos de la formación integral, material, intelectual, humano y espiritual. No sólo expresa la dignidad del hombre, sino que la aumenta, hace la vida humana, más humana. El hombre que trabaja, asegura el futuro de aquellos que vendrán después.


Cuando no hay trabajo disponible o hay despidos, surge un problema muy grave, pues estas situaciones son el origen del descontento, hundimiento y frustración de muchas familias. Toda persona tiene derecho a tener un trabajo, en condiciones dignas, a poder ser libre para elegirlo y a la protección social del desempleo.


El trabajo desde la religión



El trabajo también es un medio para santificar la vida, es una de las principales actividades humanas, sociales y religiosas, además de uno de los factores de la producción. Lo contrario del trabajo es el ocio, ya que el descanso no es no hacer nada, es distraerse en actividades que exigen menos esfuerzo. No basta trabajar, hay que trabajar bien, a conciencia, con seriedad y compromiso, poniendo empeño en lo que se hace, aceptando los fracasos y aprendiendo a vivir las virtudes y valores humanos de la paciencia y la caridad, en su ocupación diaria. Trabajar bien, significa ante todo, la actividad de trabajar, no al resultado del trabajo. También existe la gozosa inactividad del descanso merecido y necesario.


Se puede y debe trabajar bien, aunque el resultado no sea bueno, ya sea por una equivocación involuntaria o por causas que no dependen de uno mismo. Hay que tratar de superar las contrariedades, en vez de rebelarse contra ellas. El trabajo debe estar bien realizado, a conciencia, con la mejor perfección humana posible, con sentido de responsabilidad, con amor y perseverancia, sin abandonos ni ligerezas, con empeño y constancia, con rigor, con calidad humana y poniendo todo el esfuerzo necesario. En el trabajo deben tenerse en cuenta, el buen cumplimiento de todas las obligaciones familiares, profesionales, religiosas y sociales, sacando provecho a los talentos que cada uno ha recibido.


El valor humano del trabajo, no consiste en hacer cosas cada día más difíciles, sino hacerlas cada día mejor. Dios no acepta el trabajo mal hecho ni defectuoso, la sociedad tampoco. Para hacer bien el trabajo, hay que poner en práctica las virtudes y valores humanos, los cuales forman un entramado en el que los hilos, se refuerzan entre sí y se funden en uno solo. Los principales son: El optimismo, el orden, la alegría, la caridad, la constancia, la diligencia, la fortaleza, la humildad, la justicia, la laboriosidad, la lealtad, la magnanimidad, la mansedumbre, la perseverancia, la prudencia, la reciedumbre, la serenidad, la templanza y todas las demás virtudes relacionadas.


Sin la fe, la esperanza y la caridad, el esfuerzo humano no basta, para hacer bien el trabajo, porque su falta se manifiesta antes o después, en la quiebra de éstas: en injusticia, en odio, en ira, en envidia, pues el secreto para realizar cada día mejor el trabajo, es la atención a los detalles y a las cosas pequeñas, para poderles dar un remate de perfección.


Hay que luchar con las dificultades naturales de cada situación, sin dejarse vencer nunca por el agobio, la comodidad, el egoísmo y la pereza, que es el vicio capital contra el trabajo y madre de todos los vicios. Una de sus formas más corriente, es la tardanza y dejación del cumplimiento de las obligaciones, dejando al margen de la moral cristiana, con faltas de justicia, de veracidad, de honradez.


El trabajo no se debe afrontar, como cualquier cosa que hay que realizar. Hay que hacerlo cómo y cuándo se debe, apetezca o no. No consiste sólo en trabajar mucho, porque no hay que olvidar que, a fuerza de descuidar detalles, pueden hacerse compatible el trabajar sin descanso y vivir como un cómodo egoísta.


El que es buen trabajador es diligente y no precipitado. Aprovecha el tiempo, que no sólo es oro, sino que hace lo que debe y está en lo que hace, no por rutina, ni por ocupar las horas, sino como fruto de una reflexión atenta y ponderada. Nunca se debe aplazar lo que cuesta hacer, ni dar prioridad a las cosas que gusten más o exijan menos esfuerzo. No se debe dejar el trabajo para mañana, si se puede hacer hoy. No debe dejarse llevar por la falsa excusa de la comodidad, conformándose con lo que basta hacer, para salir del paso, dejándonos arrastrar por razonadas sinrazones, para estar mano sobre mano. Después no debe extrañarnos, si nos llaman vagos, informales, frívolos, desordenados, perezosos, inútiles, etc.


La virtud y valor humano del trabajo, puede perderse si se descuida la atención al detalle o a las cosas que no le gustan al que lo hace, como la puntualidad al comenzar y terminar el trabajo, la atención a la familia, el abandono de las obligaciones religiosas, sociales o económicas. No basta querer hacerlo bien, sino que hay que saber hacerlo bien, ya que siempre requiere preparación, competencia, no sólo técnica, sino moral, humana y religiosa. No basta la “buena voluntad” o la rectitud de intención, para ser un buen médico o una buena ama de casa, sino que se requiere, conocimientos mejorados continuamente y poseer y aprender a practicar, las virtudes y valores humanos, para desarrollarlos con sinceridad, veracidad, ecuanimidad, serenidad y paciencia, porque obras son amores y no buenas razones.


El perfeccionismo mal entendido en el trabajo, es una deformación de las virtudes y valores humanos. Es lo contrario a la perfección, pues revela un amor propio inapropiado, una ignorancia de las propias limitaciones, una auto complacencia vana y una falta de realismo y humildad. El sentido común indica, que casi siempre lo mejor es enemigo de lo bueno, porque el perfeccionismo puede llegar a descuidar otras exigencias del trabajo bien hecho, como acabarlo en el plazo, calidad y precio conveniente. Los trabajos continuos y repetitivos, no debemos considerarlos como monótonos. Tenemos que descubrir una nueva dimensión, en esas tareas relacionándolas con los deberes que hay que cumplir y los servicios que hay que prestar.


Un tutor de vida con experiencia, puede ser una parte muy importante, para hacer bien el trabajo, ya que puede ofrecer muchos consejos certeros. Pero para aceptarlos, se requiere mucha humildad y sencillez, incluso para admitir las propias limitaciones y para dejarse ayudar, evitando la suficiencia, la presunción y la vanidad. Pero hay que estar abiertos a recibir formación, dentro de la familia, por los amigos o por los expertos, sabiendo aprovechar las observaciones de quienes nos quieren y rodean. El trabajo bien hecho, no es un ídolo al que hay que adorar. No es un fin en la vida, que pone en el triunfo la propia complacencia. El trabajo tiene una dimensión y esencia religiosa, que tenemos que descubrirla trabajando con inteligencia, esfuerzo, orden y alegría. No se debe vivir para trabajar, sino trabajar para vivir. Hay que colocar en su sitio los deberes profesionales, pues son los medios para llegar a unos fines, nunca pueden tomarse como lo fundamental de esta vida.



17 Sentencias sobre el trabajo


1. Cuando contratas gente más lista que tú, demuestras ser más listo que éllos.
2. Cuando la meta es importante, los obstáculos se vuelven pequeños.
3. Dichoso el que tiene una profesión, que coincide con su afición.
4. El arte de dirigir consiste en saber, cuando se debe abandonar la batuta, para no molestar a la orquesta.
5. El genio comienza las grandes obras, pero sólo el trabajo las acaba.
6. El modo de dar una vez en el clavo, es dar cien veces en la herradura.
7. El trabajo es el refugio de los que no tienen nada que hacer.
8. En ninguna parte está, el que en todas está.
9. Hay personas que trabajan, como si fueran a vivir eternamente.
10. La buena gestión consiste en mostrar a la gente normal, cómo se hace el trabajo de gente superior.
11. La buena suerte no es casual; es producto del trabajo.
12. La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando.
13. El tiempo es oro tanto en el trabajo, como en el ocio.
14. Mira si será malo el trabajo, que deben pagarte para que lo hagas.
15. No se llega a campeón sin sudar.
16. Siempre que te pregunten si puedes hacer un trabajo, contesta que sí y ponte enseguida a aprender como se hace.
17. No dejes para mañana el trabajo, que puedas hacer hoy.