viernes, 2 de julio de 2010

El Arado.- Dr.Clímaco Arrieta


Lc. 9, 61-62 También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa.» Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.» Poner la mano en el arado significa, trabajar por el Reino de Dios. En este pasaje del evangelio, la respuesta de Jesús podría parecer un tanto egoísta, pues lo que este hombre le pedía era algo razonable y hasta bueno, despedirse de su Madre, Padre, Tíos, Hermanos y todos los demás familiares y amigos que seguramente tenía en casa y el pueblo, pero, el camino que aquel hombre se estaba comprometiendo a seguir, mas que la separación física de su casa y familia, implicaba despedirse de su forma de vida, de sus seguridades, rutinas, apegos, costumbres, es decir dejar su vida anterior y todo lo que en esa vida daba por sentado e iniciar una nueva vida en la cual su única seguridad sería Cristo, por ello Jesús que conocía el corazón de aquel hombre, que muy probablemente era agricultor, le hizo recapacitar y dimensionar lo que debía hacer si quería ser apto para el Reino de Dios, y así como para hacer un buen surco debía fijar su mirada en el frente, de igual manera para gozar de las bendiciones y gracias del Reino de Dios, debería mantener su mirada fija en Cristo el Rey y someterse a ÉL. Hermano(a), Jesús conoce tus luchas, tus fracasos y éxitos, tus problemas y circunstancias, lo que hay en tu corazón, en tu mente y en tu cuerpo, y te pide que lo sigas sin mirar atrás, independientemente de las experiencias que hayas vivido ÉL ha permanecido a tu lado siempre, aún cuando no lo notas. Jesús hace nuevas todas las cosas, con ÉL todos los días sale el sol, con ÉL cada día es un nuevo surco que debe ser arado con el Amor de Dios, imagina los frutos que se darán en la parcela que EL Señor te ha confiado, en tu familia, en tu trabajo, en tu negocio, en tu vecindad, en tu dificultad, en tu corazón..., y es precisamente en tu corazón donde ÉL quiere iniciar su Reino, pues quien reina tu corazón reina tu vida, acciones, pensamientos, palabras y aspiraciones.Estas llamado a formar parte de ese Reino, a gozar de sus bendiciones, a vivir en paz, amor, alegría, en victoria, a tener vida en abundancia, a ser plenamente feliz y gozar de vida eterna. Los beneficios de ser miembros de ese Reino son muchos, pero requiere esfuerzo y lucha constante, así como el agricultor debe tener un punto de referencia y luchar constantemente para mantener derecho el surco, de igual manera debes luchar a diario por mantener derecha tu vida poniendo tu mirada en Cristo, convencido que la única seguridad y punto de referencia es ÉL, buscándolo en su Palabra, alimentándote de la Eucaristía, teniendo vida Sacramental, sirviéndolo, escuchándolo y dejándote guiar por ÉL. ¿Cuál es tu punto de referencia?, ¿En qué fijas tu mirada?, ¿En qué reino deseas vivir? Un nuevo año inicia, momento propicio para retomar el arado, para retomar la lucha y con la fuerza del Espíritu Santo conquistar cada día la tierra que esta al frente y que El Señor te ha dado, siempre con alegría, pues nos ha nacido un Salvador, con ánimo y fe pues sigues a un Cristo Vivo que garantiza la Victoria ante las dificultades y paz en todo momento. Toda la Honra, el Honor y la Gloria le sea dado a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo por lo siglos de los siglos amén.

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